Y cada gota de lluvia hace un sonido diferente al caer al suelo.

Las veo caer, las escucho, huelo la tierra mojada. Pensé que iba a ser una mala noche, pero veo que no. Esta lluvia me ha hecho pensar y tal vez confundirme más.

Al principio me alegró, me relajó. Después me hizo extrañarte. Me hipnotiza el reflejo de la luz del poste que se ve desde mi terraza, reflejado en los charquitos de agua del suelo. Y me hace pensar en lo bello que sería si estuvieras aquí para hipnotizarte conmigo.

Aveces me da lástima, me da lástima el cielo. Quien sabe que le habrán hecho para que de la nada comience a llorar de esta manera y después se calme y vuelva a empezar.

Es tarde, son la 1:50 am y los coches siguen pasando por la calle de mi casa, me asusta porque esta vez el llanto del cielo fue muy silencioso. Sin truenos, sin rayos. Y los coches pasan como si nada, haciendo el ruido que se les antoja, rompiendo esta extraña y desacostumbrada la tranquilidad.

Te extraño, pero de tanto ver el cielo me puse a razonar y, quien sabe, tal vez desde tu ciudad, estás viendo la misma estrella que yo, esperando a que yo esté haciendo lo mismo. Extrañándote.